Un día en tu adolescencia conoces a alguien. Conversan, se llevan bien, ríen, pero se alejan: viven en distintas partes del mundo. Mucho tiempo después, ya siendo adultos, vuelven a encontrarse y saben que no quieren estar lejos. Así, de pronto, los kilómetros se disuelven cuando ambos dan el sí en el altar. Esta es la romántica historia de Brenda y Simón, una pareja que rompió la distancia para estar juntos por siempre.
La historia
Por sus 15 años, Brenda recibió como regalo un viaje por Europa y al amor de su vida, solo que aún no lo sabía. Era mayo de 2005. Ahí, en una parada en Bélgica, conoció a Simón, también de 15 años. Era el hijo de unos amigos de sus papás y, aunque solo hablaba francés, ella conocía el idioma y no tuvieron problemas para conversar. Primer obstáculo superado. Cuando volvió a Perú, siguió hablando con él a través de Internet y así descubrieron que tenían algo especial y no podían limitarse a una pantalla.
Un mes después, él ya estaba en Lima invitándola a salir y empezando algo mágico con ella. El problema es que mientras uno iba y el otro venía era difícil mantener su romance. Así que de nuevo, los más de 10 mil kilómetros que separan Perú de Bélgica los alejaron, y esta vez fue por cinco años. Pero llámenlos tercos o rebeldes porque, aunque la distancia se empeñaba en apartarlos, ellos vieron la forma de encoger el mundo. En 2010 se reencontraron cuando ella estaba de viaje en París y supieron que ya no debían separarse. Con esfuerzo, y sobre todo confianza, retomaron su relación y siguieron juntos a pesar de que por periodos cada uno tenía que volver a su país.
En junio de 2011, en un viaje a Lima, Simón invitó a Brenda a Punta Hermosa, una de sus playas favoritas. En medio de un bello paisaje le ofreció un delicado anillo de matrimonio comprado en Bélgica para pedirle que no se alejaran nunca más. Ella, por supuesto, dijo que sí. Ahora lo recuerda con gran emoción porque, según cuenta, “era mi amor de toda la vida que me pedía pasar toda nuestra vida juntos”. (Brenda 2017) Ya en setiembre, Simón se mudó con ella a Perú para empezar a escribir la historia.
La preparación
Una vez decidida la fecha empezaron las visitas con los proveedores y las idas y vueltas para que todo cuadrase a la perfección. No faltaron los nervios, ni mucho menos la emoción. Un amigo suyo, Pierre Rabines, diseñó las invitaciones y Partes y Tarjetas se encargó de la impresión. En un papel muy elegante y con una presentación a la vez rústica y delicada estaba inscrita la fecha de la boda: sábado 17 de diciembre. Era 2016. Ahora sí ya no había viaje que pudiera separarlos.
Mientras se acercaba el gran día, Brenda buscaba el vestido perfecto. Lo encontró en un modelo romántico con detalles de flores diseñado por Soledad Luján que destacaba su figura con una caída elegante. Para complementar escogió un hermoso tocado elaborado por El Patio Shop con motivos de pétalos.
En su estilo para dar el sí, la novia resaltó su belleza con el maquillaje profesional de Carolina Indacochea y con unos pendientes de Oliver Weber con cristales Swarovski que combinó con el something blue que le dio su mamá: un charm con brillantes azules.
Desde poco antes de la ceremonia, el lente de Angélica Lunardi estuvo pendiente para captar los momentos más especiales. Entre las fotos se encuentra, por ejemplo, un hermoso recuerdo de Brenda con Serena, la perra Siberian Husky que tiene con Simón desde que viven juntos. Con las orejas hacia atrás, los ojos fijos en su dueña y un toque de su nariz mojada, Serena parece estarle dando la bendición para la boda.
La ceremonia
El 17 de diciembre del 2016, en la Parroquia de Fátima en Miraflores los invitados ansiosos esperaban la llegada de los novios. Brenda entró con las emociones a flor de piel y se encontró con Simón como siempre se lo había imaginado. Por fin se colocaron las alianzas escogidas en la Joyería Portocarrero. No tenía que besarlo para saber que era el amor de su vida, pero lo hizo. La sala se llenó de aplausos y nuevamente, Angélica Lunardi se encargó de guardar los mejores instantes que encerraban la esencia de la boda.
El delicado bouquette de Brenda es de El Jardín de Lara, un arreglo que destaca por sus rosas y claveles en tonos rojos y rosados pastel, una bella selección que encantó a los novios.
La recepción
Después de la ceremonia siempre toca celebrar. Los novios se movilizaron en una soberbia Porsche Cayenne rentada en Schettini Motors hasta la casa privada en Cieneguilla donde se realizó la fiesta. Los recibibó una hermosa decoración con detalles rústicos y elegantes por Karla Ribeiro, quien también se encargó de un catering impecable que todos disfrutaron.
Algo que Brenda siempre recordará de la boda fue la canción que escribieron sus hermanas acerca de la historia de amor de los novios. Escucharla le pareció divertido y no lo olvidará.
Todos los invitados disfrutaron y Brenda vivió al máximo cada momento. Felizmente, cuenta, los zapatos de Marialé Solo Cueros que llevaba puestos eran súper cómodos y no se los quitó en todo el día.
La ceremonia, la fiesta, la decoración, pero sobre todo el amor de los novios hicieron de la boda un momento especial e inolvidable. Ahora ya no hay distancias ni idiomas que los separen. Simón ha aprendido a hablar el español perfectamente y seguro que no hay día en que no le diga a Brenda: “te amo”.
Fotógrafo de bodas: Angélica Lunardi | Vestido de novia: Soledad Luján | Zapatos de novia: Marialé Solo Cueros | Tocado de novia: Patio Shop | Aros de matrimonio: Joyería Portocarrero en Miraflores | Maquillaje y peinado: Carolina Indacochea | Bouquette: El Jardín de Lara | Diseño partes: Pierre Rabines | Impresión de partes: Partes y Tarjetas | Catering y decoración: Karla Ribeiro Bodas y Eventos | Alquiler de auto: Schettini Motors
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