Nuestra vida pasa por distintas etapas y cada una se ve marcada por un hito importante. Nacer, empezar la escuela, graduarse, enamorarse, empezar la universidad y casarse, son algunos de tantos. Si bien pocos nos hemos detenido a pensar cuántos hitos ha tenido nuestra vida, no es difícil identificarlos.
La boda está próxima
Un hito importante en nuestra vida adulta es sin lugar a dudas nuestro matrimonio, y es que casarnos con una persona con la que compartiremos el resto de nuestras vidas es una decisión que no podemos tomar a la ligera. Y no es tanto el cambio que significará en concreto, es decir, vivir juntos, asumir gastos en pareja, etc., sino por el cambio a nivel emocional y social que representa.
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Casarnos es iniciar una nueva etapa en nuestra vida. Pasamos de solteros a casados, el estado de nuestro DNI cambia y ciertas conductas también. Por ello, cuando se avecina un acontecimiento tan importante como este es normal que surjan dudas e inseguridades, así como preocupaciones – ¡Y con justa razón! -. Nuestra vida se avecina ante nuestros ojos y nos hacemos la gran pregunta: ¿Realmente estamos listos para dar este paso? Si ya ha pasado por tu cabeza, no te asustes, es perfectamente normal, y es que todo cambio tanto positivo como negativo, siempre trae consigo algo de temor.
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¿Dudas? No, ¡reflexión!
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¿Por qué nos surgen las dudas?
La duda no necesariamente es sinónimo de inseguridad. La duda aparece porque ante una decisión, lo que venga tras ella no tiene que ser completamente luminoso o completamente oscuro, y es ese miedo al futuro lo que nos hace cuestionar nuestras decisiones.
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Sumamos experiencia
Todo hito nos dota de mayor experiencia y sabiduría. Nos dan más fuerza y abren nuevas posibilidades. Nos hace más ricos como seres humanos. Un hito y un punto de giro no es lo mismo, un hito no tiene por qué cambiar por completo el rumbo de tu vida. Puede marcar el inicio de algo importante sin que dejes de ser quien eres por ningún motivo.
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Casarse en siempre un hito o punto de inflexión en la vida de cualquiera. Deja atrás las cuestiones y oye a tu corazón. La respuesta está en ti. Aprende a oír a tu voz interior y permítete disfrutar del proceso de tránsito: la boda con la persona que tanto amas.
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