Cuando la historia de un vestido hace que la boda sea un recuerdo para todo la vida, esto es lo que les ocurre a los miembros de la familia protagonista de esta historia. En esta oportunidad, traemos la historia de un vestido de novia hecho a mano en 1932, y desde entonces lo han llevado cuatro generaciones manteniendo intacta la tradición familiar.
Siendo el vestido el protagonista de esta increíble historia, la primera en iniciar la tradición fue María Teresa Moreno, quién diseñó y cosió su propio vestido de novia. Iniciando de esta manera una nueva tradición en las mujeres de su familia.
Con el sobrenombre “Grande” era conocida esta mujer, apodo que hacía honor a sus grandes habilidades como costurera y a su particular forma de crear tendencias. En la ciudad de Los Ángeles se llevó a cabo la espectacular boda con Manuel Moreno y ella, como era de esperarse, lució su fantástica creación. La prenda, basada en un diseño que María recreó al ver un vestido en un escaparate de una tienda, es de color crema dorado y de una tela suave, según reseña el Orange County Register.
Siguiendo con la costumbre, la próxima en utilizar el traje de novia fue la nieta de Moreno, Marta Prietto O`Hara. En esta caso, Anita, la hija de la afamada costurera no se casó con el mismo vestido, pues “Grande” le había confeccionado uno para ese día solo para ella. La pequeña Marta dio el “sí, acepto” con la reliquia que la abuela había guardado con gran esmero.
Pese a que el vestido estuvo guardado durante mucho tiempo, Marta comentó: “Ni siquiera estaba envuelto en seda, sólo en una caja, pero estaba en perfectas condiciones”. Indicó que con solo al abrir la caja y ver la tela del vestido, no dudo ni un momento en ponérselo. “Me pondré este vestido si me queda bien. Me lo probé ese mismo día y supe que me lo pondría”, confesó.
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Así pues, en 1983 inició una tradición con Marta y Kevin O`Hara. Luego, unos años después, en 1997, la hermana de Marta, Elena Salinas no pudo contenerse en colocarse el hermoso vestido para el día de su boda.
Y pensando en que esta tradición sobrevivirá al pasar los años, la última en colocarse el vestido fue la bisnieta de María Teresa, Pilar O´Hara Kassouf. Su boda se realizó hace apenas tres meses atrás, y comentó que cuando lo vio simplemente quedó enamorada.
“Siempre había oído hablar de ‘el vestido’, pero fue una noción vaga para mí hasta que me comprometí. Después de comprometerme, me pasé por casa de mi abuela Anita para probármelo. Cuando me miré al espejo, lo supe. Me quedaba como un guante y no necesitaba hacerle arreglos ni nada. Ni se me pasaba por la cabeza ir a una tienda de novias a buscar un vestido que para mí no significaba nada, cuando el vestido de mi familia lo significaba todo para mí. Era cosa del destino.”, relató la novia.
Pese a que la nieta de Grande, Anita, no sé colocó el vestido, se dedicó a conservarlo, tanto así que intentó conseguir el mejor limpiador en seco para que el vestido quedará impecable para su hija. Como confesó su hija María Teresa, quien comentó que su madre era un poco supersticiosa, “no quería gastar un montón de dinero en limpieza hasta que alguien de verdad quisiera ponérselo, por si acaso se estropeaba. Es sobreprotectora con este vestido, con la tela y con su cuidado”.
Marta, madre de la nueva novia, dice que ha sentido una gran conexión con su abuela luego de revivir el uso del vestido en su hija. “Ella también fue mi madrina y vivía a la vuelta de la esquina de mi casa, la veía todo el tiempo. Vivió hasta los 98 años. Así que mis hijos conocieron a su bisabuela”, reveló Marta de su abuela María Teresa.
La gran mujer creadora del vestido murió en el 2009, y aunque no pudo disfrutar de esta última boda, Marta relata que “Mi abuela se habría entusiasmado al saber que una de sus bisnietas quería llevar su vestido. Creo que que se habría emocionado mucho. Y a mí me llena el corazón. Me hace tan feliz como a ella”.
El famoso vestido no ha tenido muchos cambios, solo simples modificaciones como el largo de la cola, un cambio en la espalda y uno que otro detalle. Gracias al gran trabajo de Grande la obra de arte se mantiene intacta y esperando a la próxima novia orgullosa de la familia que se lo coloque para el gran día.
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