Elizabeth y Mason se conocieron gracias a una boda que no era la suya, pero que los llevaría a emprender la aventura más grande de sus vidas. ¡Te invitamos a conocer una historia que destila romance de principio a fin!
La historia
Ambos se conocieron en 2015, en un viaje que realizó la familia de Elizabeth a Texas, ya que su hermano pediría la mano de su enamorada. Allí, entre amigos en común, ambos se vieron por primera vez y de acuerdo a Mason, fue amor a primera vista. Ambos asistían a la misma iglesia, por lo que compartieron momentos juntos en las reuniones de jóvenes. Aunque nunca dijeron nada acerca de gustarse, compartían miradas y sonrisas, y en las pocas conversaciones que tuvieron, ¡las mariposas aparecían desde el primer momento!
La familia de Elizabeth regresó a Perú, pero volvió a Texas en marzo de 2016, para la boda de su hermano. Por su parte, ella viajó unos meses antes para apoyar con los preparativos y con la esperanza de pasar más tiempo con Mason. Ambos se hicieron más amigos y después de la boda, Mason le pidió a su papá permiso para que ambos se escribieran y se conocieran más, demostrando su caballerosidad desde el primer momento.
Así, Elizabeth desde Lima y él desde Estados Unidos, las cartas comenzaron a fluir, pero como estas demoraban mucho y las ganas de comunicarse eran mayores, pasaron a los correos electrónicos: empezaron una vez a la semana y se transformaron en uno por día. En octubre de ese mismo año, ella y su familia volvieron a Texas, y aunque el plan era seguir conociéndose, apenas la vio Mason supo que quería pasar el resto de su vida con ella.
La pedida de mano no fue planeada, pero en palabras del novio “¿Para qué esperar más? Ya sabía que quería casarme contigo”. Así que apenas lo supo, corrió a la joyería de una amiga y pidió que fabricaran un “quarter ring”, como se les llama a los anillos hechos de monedas de 25 centavos. Esa misma noche, él soltó la pregunta: “Elizabeth, ¿quieres ser mi reina?”, esto haciendo un juego de palabras, ya que su apellido es King (Rey en inglés). Emocionada, Elizabeth dio una respuesta afirmativa. ¡Ambos sabían que eran el uno para el otro! Y así empezaron los preparativos para este matrimonio en Lima.
Preparación de los novios
En esta historia tan particular, Elizabeth fue quien confeccionó su vestido de bodas, de principio a fin. Preparó unos bocetos y asumió el gran reto de armar desde cero el traje que llevaría en ese día tan importante. Fue manga tres cuartos, con un bolero que se abrochaba en la espalda, falda recta y una cola que caía en cascada abanico. ¡Lo más impresionante fue que lo cosió en una máquina de coser que le regalaron cuando tenía doce años! Además, utilizó encajes y detalles que tuvo que colocar a mano, uno por uno, para esa parte, recibió ayuda de su mamá, hermana y hasta una de sus damas.
Por su parte, el traje del novio se trató de trajes de camisa blanca y pantalones color kaki, acompañados de una corbata en morado aubergine, el color que predominaría en la boda.
En cuanto a los accesorios que llevó la novia, fueron una mezcla de recuerdos de niñez y adquisiciones recientes. En primer lugar, un collar de oro, regalo de su papá a los ocho años, pero adornado con dos dijes adicionales. Además, el anillo de compromiso. Los aros de la pareja fueron mandados a hacer a pedido especial a Isabel Cabrel, una joyera experta y amiga de la familia. El peinado fue hecho por una amiga de Elizabeth, quien voló desde Texas para estar en la boda y su calzado fue de la marca Foresta.
Los partes de matrimonio también fueron diseñados por la misma novia y fueron acompañados por una foto de la sesión preboda y un croquis para todos los invitados.
La ceremonia
La ceremonia civil se realizó en la municipalidad de San Borja el 22 de marzo del 2017, y tres días después, la boda religiosa, el 25 de marzo. Tanto la ceremonia como la recepción se realizaron en Casa Rural Villa Sol. La pareja buscaba realizar una boda campestre, sencilla y familiar, y en el ambiente seleccionado encontraron exactamente eso.
Los novios alquilaron el lugar por tres días, para que sus invitados pudieran disfrutar del lugar. “Parecía que nos estábamos casando en un lugar encantado. Todos quedaron encantadísimos con el lugar” (Elizabeth, Septiembre 2018).
La decoración y el catering estuvo a Andrea Goyenechea de El Catering de Andrea. Ella misma acompañó a los novios al lugar de la boda para planear todo y de acuerdo a la novia, bastó con una sola conversación y las fotos de referencia para que pudiera armar el lugar de recepción tal cual lo esperaban los novios. Además, según los invitados, la comida fue una de las cosas que más recuerdan de aquel día.
En cuanto a las fotografías de la boda, la encargada de captar los momentos fue Joanna Pantigoso, quien en palabras de los novios “hizo un trabajo que sobrepasó las expectativas”. Joanna los acompañó también en la sesión preboda, no solo en el Centro de Lima sino en el viaje a Obrajillo, Canta, en medio de hickings y haciendo malabares para captar las tomas perfectas. Además, el video de la boda lo realizó Road Films.
“¿Qué podemos decir? Y el día de la boda, ahí estaba ella, con su lente mágico, lista a documentar el día. La recomendamos. La recomendamos un millón de veces. La encontramos a través de Zankyou Weddings, y de ahí no hemos cesado de alardear de su talento.” (Elizabeth, 2018).
Los novios no entregaron recuerdos a los invitados, pero sí a las damas. Se trató de unos abanicos de madera con tarjetitas donde les agradecían por asistir a la boda, las cuales fueron preparadas en casa por la novia y sus amigas.
La ceremonia estuvo llena de momentos especiales y emotivos, sobre todo porque, quien casó a la pareja, fue nada más y nada menos que el padre de la novia. Además, el beso que se dieron en su boda, ¡fue su primer beso como pareja! Lo que definitivamente hizo la ocasión aún más especial.
Para Mason y Elizabeth fue un día espectacular. A pesar de todo el ‘alboroto’ que demanda una boda, ambos se mantuvieron relajados y todo funcionó como estaba planeado. Para ellos, esta boda fue el broche de oro para una historia de amor pensada por Dios, quien ya sabía que ambos se amarían hasta el final y dispuso que se conocieran en ese momento y llevaran la relación tan hermosa que llevaron de esa manera. ¡Desde Zankyou les deseamos todas las felicidades!
Lugar: Casa Rural Villa Sol | Fotografía: Joanna Pantigoso Wedding Photographer | Video: Road Films | Catering: El catering de Andrea | Anillos: Isabel Cabrel | Calzado: Foresta
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