¿Ya tienes fecha para tu boda? Entonces es hora de ir avanzando en algunos detalles; temática, invitados, locación y un largo etcétera en el que se incluyen también las famosas tradiciones nupciales. Hábitos que durante muchos años han pasado de generación en generación, pero que en la actualidad ya no tienen el mismo sentido que en décadas pasadas. Así que presta atención y dale un toque de originalidad a tu boda evitando caer en estas antiguas y machistas costumbres matrimoniales.
Despedida de soltera vs. Intercambio de ollas y artículos de cocina
Esta tradición, como muchas otras, tiene un matiz machista no muy agradable, ya que, de alguna manera, comenzamos a ser partícipes de costumbres nupciales que, de una forma u otra, van determinando las diferencias de género, incluso antes del matrimonio. Pues tradicionalmente para el novio se celebraba una fiesta animada, con bebidas, amigos, música, juegos… Y para la novia, una reunión con las mujeres de la familia, amigas, vecinas y compañeras de trabajo con el fin de completar los artículos de cocina de la nueva casa de la pareja. ¿Por qué no emparejar las cosas y hacer una despedida de solteros juntos o separados? Sin duda, una idea mucho más moderna y divertida
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Plaquitas de las damitas y pajes
Tener niños que lleven las alianzas o que te acompañen durante tu entrada a la iglesia para darle un toque emotivo a tu boda es una costumbre muy común, pero muchas veces el sentido de esta tradición pierde su significado porque los pequeñines llevan consigo plaquitas con frases un tanto machistas, como por ejemplo: “Todavía tienes tiempo de huir”, “¿Estás seguro?”, “Mujeres, todavía estoy soltero”, entre muchos otros mensajes que refuerzan la idea de que el hombre se está casando por obligación o que la mujer tiene que ser bonita para poderse casar.
Ciertamente, este tipo de mensajes tienen su cuota de gracia y humor, pero van en contra del sentido de igualdad que debe prevalecer entre ambos. Por lo que si quieres que tus damitas y pajes llevan mensajes, piensa en frases románticas que se hayan dicho durante el tiempo que estuvieron de novios o en estrofas de sus canciones favoritas. Una alternativa que, sin duda, celebra el amor y que tendrá mucho éxito.
Mensajes en la suela de los zapatos
La realización de una boda está llena de muchos detalles; algunos muy grandes, como el vestido, los invitados o el pastel; y otros más pequeños, como por ejemplo, el mensaje que que se verá en la suela de los zapatos de los novios al momento de arrodillarse frente al altar. Una costumbre que, sin duda, genera mucha emoción, pero que también suele perder sentido cuando esta viene acompañada de frases que pueden estropear el significado de la ceremonia.
Mensajes como “help me”, “game over” o “adiós, amigos” en el zapato de él hacen parecer que la boda es una tortura para el novio. Mientras que en el zapato de la novia, frases como “ya conseguí”, “este es mío” o “encadenado”, refuerzan pensamientos de que el único objetivo de vida de las mujeres es encontrar a un marido. ¡Algo totalmente falso!
¿Una alternativa? Al igual que la recomendación de las plaquitas de los pajes y las damitas, piensen en frases románticas que tengan sentido para los dos.
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Los muñequitos de la torta
Probablemente, esta sea una de las tradiciones nupciales en las que el machismo mejor se disfraza, ya que al ser tan graciosos y adorables, hemos asumido como un hecho normal la clásica imagen en la que un pequeño novio, atado de manos y pies, es tirado por la novia… Una vez más, el novio obligado a casarse cuando en realidad ambos deberían estar celebrando el amor que se sienten y la vida que tienen por delante.
Para romper con este estereotipo, y si apuestan a lo clásico, pueden decantarse por muñequitos de novios abrazados, o de un novio cargando a la novia. Mientras que, para los más aventureros, existen alternativas en la que los muñequitos están en el mismo pastel de matrimonio, pero haciendo cosas que representan a los novios, por ejemplo: el novio con una cámara fotográfica, mientras que la novia está posando. O simplemente, dejar que sea la propia decoración del pastel la que hable por sí sola.
El momento del ramo… la lucha por ser la próxima afortunada
Y cuando la celebración está en su momento más divertido, llega el momento de lanzar el ramo, costumbre nupcial que cuenta con muchos años de tradición y que pareciera ser inofensiva, pero no lo es, ya que alentar a las mujeres a “luchar” entre ellas para ser la próxima en casarse no es algo muy correcto, y mucho menos cuando el conjunto de invitados masculinos matizan la situación con frases como “cuidado con esa bomba, usted será el próximo…”. Un hecho que deja en el olvido la esencia del matrimonio: la conmemoración del amor.
Una alternativa a esta antiquísima tradición podría ser que tanto el novio como la novia lancen el ramo a todos sus invitados. O bien, ceñirse a lo tradicional, pero que participen solo las mujeres sin dar importancia a su estado de relación (casada, prometida, novia, soltera…). Asimismo, una opción para las novias más atrevidas, podría ser la de sustituir el ramo por un vibrador, ¿por qué no? Recuerda que lo más importante es que todos y todas se diviertan.
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Responsabilidades familiares
En pleno siglo XXI, todavía hay muchas personas que creen que es responsabilidad de la familia de la novia cargar con todos los gastos de la boda, cosa que, para bien de las mujeres, ya no es así, pues con el pasar de los años se han ido equiparando las cargas, tanto así que no solo los familiares son los que se involucran, sino también los amigos y colegas del trabajo, y no tanto en responsabilidades que impliquen dinero, sino tiempo, ya que últimamente, en este tipo de celebraciones, está muy de moda el “hazlo tú mismo” (DIY, por sus siglas en inglés) lo que significa que mientras más manos tengas, mejor.
Existen muchas parejas que con poco dinero han logrado hacer emotivas ceremonias, y pedir ayuda a los padres, en caso de agotar el presupuesto, no tiene nada de malo. Lo malo, es que dicha celebración se convierta en una obligación económica para ellos.
Además, dentro de las responsabilidades familiares existe una que se remonta a años inmemoriales y se ha convertido en una tradición con matices machistas: la entrega de la novia, pues el padre de esta tiene la responsabilidad de llevar a su hija al altar y entregarla al marido… ¿Qué tal si tanto el padre como la madre acompañan a su hija al altar o si la novia entra sola haciendo valer su espíritu libre e independiente?
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La representatividad del vestido blanco
Esta es una costumbre nupcial que surgió de la nada, como muchas de las tradiciones con las que convivimos diariamente. Así que por muchas historias que te hayan contado, la verdad es que el vestido de novias no siempre fue blanco, de hecho, podía ser de cualquier color, pero esta tonalidad se puso de moda en 1840, cuando la Reina Victoria se casó con el príncipe Albert y escogió dicho color para romper con los patrones de aquel entonces, creando de esta manera un nuevo estándar que, sin saberlo, se repetiría durante un par de siglos más. Desde ese momento el blanco pasó a representar la pureza y virginidad de la novia.
El blanco es un color muy bonito y realza la belleza de la novia, pero si quieres cambiar la tradición de llevar vestido blanco estás en todo tu derecho. ¡Es tu vestido y lo puedes lucir como más te guste! ¿Quién sabe? Quizás impones un nuevo patrón de moda que perdure con el pasar de los años.
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La verdad es que en tiempo de igualdad de condiciones, amor propio y uniones forjados bajo el entendimiento y la comprensión, ciertas tradiciones desentonan con la esencia actual del matrimonio. Así que siéntete libre de crear, junto a tu pareja, tus propias costumbres e ideas. Recuerda que lo más importante es celebrar el amor.
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