Hoy en día no hay boda que no cuente con un pastel decorativo, ya sea en sus versiones más pequeñas o con pisos altísimos, es una dulce tradición que la hace una pieza fundamental en todo evento de matrimonio. Pero, ¿cómo empezó la historia de la clásicas tortas de matrimonio y por qué es un must have para cualquier organización? Muchas son las creencias y anécdotas sobre su aparición, hagamos un repaso con las que nos da a conocer el especialista en tortas Del Río Cake Boutique.
En la antigua Grecia
Durante el banquete de bodas se realizaban diferentes pasteles a base de miel y harina, los conocidos “plakuntes”. Era característico que durante la celebración también se ofrecieran postres de sésamo y miel, una de estas porciones se la acompañaba con una manzana y un membrillo y se le daba a la novia, era considerada símbolo de fertilidad.
En la época romana
En la época de los romanos, específicamente en el reinado de Augusto, existía la tradición de de regalar una torta de bodas hecha a base de cebada, este dulce se rompía con la manos y las migas se esparcían sobre la esposa, un ritual que se creía auguraba vasta descendencia y un futuro prometedor para la pareja.
Su evolución en el medioevo y renacimiento
Alrededor del siglo XXVI en Inglaterra, los invitados al matrimonio tenían la costumbre de llevar pequeños pasteles y amontonarlos en forma de torre, a esta creación se le cubría con capas de azúcar glasé, al final los novios se besaban sobre el pastel de bodas y compartían trozos con los asistentes. De esta creencia se rescata la tradición de las tortas de pisos de hoy en día y la acción de invitar pequeños trozos a los invitados.
En el Renacimiento, los países anglosajones empezaron con la difusión del famoso pastel con un anillo escondido por dentro, la superstición era que la mujer que encontrará esta pieza sería la próxima en contraer nupcias.
El pastel blanco de la reina Victoria
De hecho muchas de las costumbres nupciales en la actualidad se deben a la soberana del Reino Unido, se cuenta que el pastel de su boda pesada 136 kilos, era tan pesado que tuvo que ser cargado por 20 empleados. Conocido como una “construcción arquitectónica”, tenía elementos como la imagen del símbolo de Britannia como señal de bendición para la pareja, unas palomas en representación de la felicidad y efigies de un perro como símbolo de felicidad.
El pastel de bodas de la reina Victoria era blanco en su totalidad y gracias a todos sus elementos, se inició la costumbre de colocar detalles decorativos en todos los diseños nupciales siguientes.
En la actualidad
Ahora no hay reglas estrictas en la presentación del dulce tradicional de bodas, se han reinventado tanto que los hay de todos los colores y sabores, apostando a lo clásico o tratando de innovar con presentaciones realmente modernas, inclusive a juego con la decoración del catering. Sin importar el acabado siguen teniendo un papel primordial en el matrimonio y un lugar especial en la mesa de banquetes.
Supersticiones de hoy en día
Cada tradición referente al acto de servir o partir el pastel de bodas se debe a las creencias de antaño, hoy existen innumerables supersticiones como el hecho de que el primer pedazo de pastel debe comerse por ambos o que la soltera que saca el anillo debajo de la torta será la próxima en casarse; sean ciertas o no, no se puede negar que hoy en día tienen gran poder de influencia en los novios y en la organización. No hay duda de que el pastel de bodas es un emblema y se puede apreciar el nivel de esmero en cada detalle o decoración impuesta, la idea es impresionar a todos los invitados y brindarles un dulce que sorprenda en confección y sabor.
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