¿Te casas y tienes miedo a ser la protagonista? ¡Aprende a superar los temores por ser el centro de atención!
A veces ser el centro de atención da un poco de miedo, y más si es el día de tu boda, pero no te preocupes de vez en cuando es bueno brillar.
Para agregarle estrés a todos los preparativos de la boda, se suma el hecho de aquellos miedos que tiene la novia de ser el centro de atención en ese gran día. Que el peinado te quede mal, que el vestido tal vez te quede grande o pequeño, caerte en el camino al altar mientras los invitados te miran o que se te olvide cómo bailar el vals , son algunos de esos malos pensamientos que te acechan y ¡te atormentan!
Son obsesiones que pueden hacer que la novia se sienta un poco insegura el día de su boda. No pueden ni siquiera relajarse un poco y divertirse el día más feliz de sus vidas solo pensando en que realmente no quieren ser protagonistas de su propia boda. Muchas chicas tienen este temor durante toda su vida y les es más fácil esquivarlo, sin embargo, en el día de su boda es muy complicado no focalizar toda la atención de los invitados en la novia, pero al ya saber el problema, la pregunta sería, ¿por qué tenemos este tipo de sentimientos? ¿Qué miedos están ocultos?
El psicólogo José Ramón Pérez nos comenta que “el pánico, que puede generar en ciertas novias la situación de casarse, en primer lugar refleja la importancia de este evento en sus vidas, que si es sumamente gratificante, también se convierte en un estímulo ansiógeno. En segundo lugar, puede ser reflejo de ciertas características de personalidad, que pueden ir desde personalidades introvertidas hasta miedo escénico (una boda es una gran puesta en escena). En tal sentido ese pánico, miedo o susto puede deberse a la presencia de alguno de estos factores o de ambos”.
Pueden existir miles de razones por las cuales puedes sentir esa sensación. Una de ellas puede estar infundada en que desde que estamos pequeños nos insisten en lo siguiente: si presumes de algo es negativo y si eres humilde eres bueno. A veces olvidamos que lo importante es intentar ser humilde pero a la vez agradecida y honrar lo bueno que te sucede sin opacar una cosa con la otra. Lo bonito de la vida es vivirla en colores y eso lo logramos si a las cosas buenas le damos la importancia que se merece.
Por ejemplo, en la vida diaria tendemos a responder con la lista de problemas cuando alguien nos pregunta “¿qué tal?”, “¿cómo va todo?, o como mucho terminamos diciendo un “bien” sin mucha barullo. No obstante, tenemos que interiorizar que nuestros logros pueden ser bien aceptados en sociedad o por lo menos con las personas cercanas, amigos y familiares.
Ten en cuenta que una cosa es ser humilde y otra que caigamos en la baja autoestima de ser incapaces de celebrar los logros propios. Si la vida sonríe se debe sonreír con ella y permitir que tus allegados lo hagan contigo. No serás presumida al brindar por ti, así que a subir esa copa bien alto y hacer chin chin sin miedo.
¿Por qué ocurre?
El problema puede estar basado en tergiversar el sentimiento de ser presumida a estar orgullosa de sí mismo y, claramente, agradecer por las cosas buenas que te pasan. Es bueno ser humilde, pero tampoco puedes despreciar los días que eres el centro de atención porque simplemente lo mereces. La idea es que no necesites a nadie más que tu para sentirte orgulloso y tampoco sentirte apenado si los demás quieren celebrar los logros contigo.
¿La clave?
En este caso sería bueno darte cuenta que la idea no es que te compares con absolutamente nadie, al contrario, ese día se celebra el amor de tu pareja y tú, entonces te mereces ser la protagonista de ese cuento.
El especialista recomienda que “ante este tipo de comportamiento la recomendado siempre son técnicas/ estrategias de relajación, para de esta manera lidiar con la preparación de la situación (planear la boda) y la situación en sí misma (momento de la boda). Por ello las recomendaciones pueden ir desde preparar discursos cortos y precisos (controlar ciertas condiciones y conductas) hasta aproximaciones más cognitivas como reestructuración cognitiva (los invitados te quieren y te apoyan, no te va a juzgar) o técnicas de inmersión (ensayar situaciones de pánico, como el baile, para poder controlar, disminuir y eliminar los pensamientos y conductas ansiosas“.
Pérez finaliza insistiendo que “ser el centro de atención el día de tu boda, no es nada malo o que deba dar terror. Debe ser un momento de disfrutar y celebrar un momento y fase de la vida muy significativo“.
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“Texto basado en la idea original de Eva Navarro publicada en Zankyou España“
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