Existen relaciones de todo tipo. Muchas parejas se conocen y, tras cruzar algunas palabras, la conexión es instantánea. Una vez que la relación empieza, no se separan más hasta llegar al altar. Algo similar vivieron Gonzalo y Daniela. Él, después del primer baile, ya estaba enamorado, y así comenzó una historia que los llevaría a sellar su amor frente a amigos y familiares, en una tierna boda llena de detalles. ¡No te la pierdas!
La historia
Gonzalo y Daniela estudiaron psicología en la PUCP, y fue allí donde se conocieron. Sin embargo, aunque tenían amigos en común, tomó un tiempo hasta que se cruzaron. Fue Gonzalo quien la vio y le pidió a un amigo en común que los presentara. Luego, en una fiesta, la invitó a bailar y según cuenta, para el final de la noche ya estaba enamorado. Comenzaron a salir y unos meses después, él le pidió que fuera su enamorada… ¡y Daniela dijo que no! Pero ahí no termina la historia, unos días después, cambió de opinión y desde ese momento, no se separaron más.
Cuando llegó el momento de pedir la mano, Gonzalo deseaba hacerlo formalmente y esperó pacientemente hasta tener una oportunidad de hablar con su suegro, para obtener su bendición. El 22 de septiembre, fecha en la que cumplían un mes más como enamorados, ambos pasaron el fin de semana en Lunahuaná. Previamente, él había coordinado con el dueño del hotel para que todo esté preparado. A medianoche, mientras Daniela dormía, salió del bungalow y preparó un círculo hecho con focos; acto seguido, puso Qando Qando Qando, en la versión de Michael Bubble, y la llamó.
Ella decidió ir al baño a arreglarse y cuando salió, los nervios de Gonzalo estaban a mil por hora. Sin palabras, se puso de rodillas y con dificultad sacó la caja del anillo de su bolsillo, para luego soltar la tan esperada pregunta: “¿Te casarías conmigo?”. Por supuesto, ¡la respuesta fue sí! Estaban comprometidos y así comenzaron los preparativos para este matrimonio en Lima.
Preparativos de los novios
Para el gran día, Ericka Gonzales fue la encargada del maquillaje de la novia, mientras que Erika Anhuaman se ocupó del peinado. Ambas fueron recomendadas por personas cercanas y demostraron su amplia experiencia, resaltando las facciones de Daniela y tomando en cuenta otros elementos como el vestido, la hora del matrimonio, etc. Al final, obtuvieron el look ideal para la novia, que dejó boquiabiertos a todos.
El vestido fue adquirido en Novissima y fue de corte en A. Daniela recuerda que esta fue una gran decisión, pues le permitió estar cómoda y disfrutar toda la noche. Los zapatos fueron adquiridos en Catú, un modelo sencillo, pero con detalles personalizados; no fueron de un taco tan alto, pues lo que primó fue la comodidad.
El bouquet fue elaborado por Diana de Victoria. Fue un modelo colorido, a juego con la composición del matrimonio, y se tomaron en cuenta los tonos del vestido y la corbata del novio. Además, resaltaron las orquídeas y ranúnculos de estación, que le dieron un toque aún más detallista. Como un adicional, preparó un tocado de flores naturales, todo en coordinación con la encargada del peinado. Según cuenta Daniela, la atención fue de primera y Diana logró captar sus gustos desde el momento uno. En cuanto a joyas, utilizó unos aretes de Artemisa.
Por su parte, el novio lució un terno de corte italiano de dos botones, adquirido en Marcos y Mateo. El tono fue azul pizarra, en combinación con zapatos color chocolate, modelo Oxford, además de unas medias de Rick y Morty. Utilizó unos gemelos de Shield, traídos de Estados Unidos y una medallita con la foto de su papá, regalada por la novia.
Los anillos de la pareja fueron un regalo de un familiar, y en la elaboración se incluyó oro del aro de matrimonio de los papás del novio.
En cuanto a la organización, la pareja confió en los profesionales de Festinare Eventos para toda la preparación del matrimonio, desde la ceremonia hasta la recepción. Lo que más les llamó la atención fue la premisa de realizar una boda personalizada, pues ellos buscaban algo fuera de lo común. Gracias al monitoreo constante de Andrea Cáceda, los novios lograron disfrutar su boda de principio a fin.
La ceremonia
El gran día fue celebrado el 27 de octubre en la Capilla Inmaculado Corazón de María de la Encantada de Villa. La ceremonia fue oficiada por el Padre Wilder, con un discurso bastante emotivo, en donde los novios hicieron sus propios votos.
La recepción se llevó a cabo en la casa de los abuelos de Daniela, en La Encantada. La decoración y el montaje de estructuras también estuvo a cargo de Festinare y la temática elegida fue folk, pues les permitió combinar varios estilos.
El banquete estuvo a cargo de El Tío Luchín, a quienes conocieron a través de los profesionales de Festinare, y los invitados disfrutaron de la preparación de comida en vivo por seis horas consecutivas. Los novios recuerdan que escucharon muchos comentarios positivos entre los invitados, sobre todo mencionando que “nunca habían comido tan rico en un matrimonio”. Por otro lado, las bebidas estuvieron a cargo de La Coloquial Mixology, quienes diseñaron tragos especiales para la boda.
Las fotografías de la boda estuvieron a cargo de Caracol de Menta, dirigidos por Eugenia y su equipo. Lo que más resalta la pareja fue que estuvieron dispuestos a salir de lo convencional para captar lo que ellos querían. La sesión preboda se realizó camino a Canta y lograron obtener las mejores fotos en cualquier esquina, utilizando los elementos presentes. Algo que les encantó fue que ofrecieron hacer una secuencia de saludos de sus familiares, obteniendo un recuerdo que no se borrará de sus mentes.
Asimismo, Eugenia, la fotógrafa de este matrimonio, comenta que “los novios son personas maravillosas. Siempre en la preboda, como estamos tantas horas metidos en un carro con ellos, llegamos a conocerlos y nos contamos de todo. Nos hemos ido riendo todo el camino. Creo que la clave para hacer una boda así de linda es también la química que pudimos tener con ellos y cómo se abrieron y confiaron plenamente en nuestro trabajo.”
El primer baile de los novios fue el vals protocolar, y luego Quando, Quando, Quando, la misma canción de la pedida de mano. Además, después del brindis bailaron Tú de qué vas, en versión salsa. El DJ de la fiesta y encargado de poner a bailar a todos los invitados fue DJ Clev, mientras que la hora loca estuvo a cargo de la banda The Trip. Algo que los novios no olvidarán es el baile sorpresa de las amigas de Daniela, así como el discurso de su papá, quien hizo llorar a muchos de los invitados.
Los asistentes se llevaron, a modo de recuerdo, unas macetitas de suculentas; además, la mesa de postres era una carretilla y podían llevarse golosinas en unas bolsitas con la frase “Dulce amor”. También se hicieron paquetitos con flores, para que pudieran llevarse un ramo al irse. Sin duda, ¡salieron llenos de dulces y buena vibra!
“Cada momento del matrimonio fue sumamente especial y lleno de detalles que te hacían decir este evento es claramente Daniela y Gonzalo.” (Gonzalo, 2019) Esta fue, sin duda, una boda llena de detalles pensados no solo en la pareja sino en los invitados. Una celebración de amor que destiló ternura de principio a fin.
¡Desde Zankyou, deseamos toda la felicidad a la nueva familia!
Vestido de novia: Novissima Perú | Calzado: Catú | Peinado: Erika Anhuaman | Maquillaje: Ericka Gonzales | Bouquet: Diana de Victoria | Terno: Marcos y Mateo | Wedding planner, productora, decoración: Festinare Eventos | Catering: Tío Luchín | Bar: La Coloquial Mixology | Fotografía y video: Caracol de menta | Música: DJ Clev
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