Chicas, ¿alguna vez se han puesto a pensar por qué besamos? ¿Cuál es la relación o conexión que hay entre querer expresar cariño o amor a otras personas, y hacerlo mediante este acto y no otro? Indudablemente, el acto de besar es uno de los más placenteros, ya que implica cientos de sensaciones físicas y emocionales entre dos personas. Besar es una forma de comunicarse, de transmitir un mensaje a la otra persona.
“Los científicos no están totalmente seguros de por qué besamos”, escribió la investigadora Sheril Krishenbaum en su libro “The Science of Kissing” (La ciencia del beso, 2011).
En líneas generales, no existe una definición universal de qué significan los besos, ni de por qué los seres humanos nos besamos. El beso existe en casi todas las culturas, pero en cada una de ellas puede significar cosas diferentes. Incluso para cada persona o grupo social, un beso puede adquirir diferentes significados.
Asimismo, no hay evidencia que muestre con exactitud su origen. Las referencias más antiguas al beso se han encontrado en Mesopotamia y Egipto, pero es probable que la costumbre viniera de antes.
De esta manera, se ha especulado y teorizado sobre el tema por mucho tiempo, lo que dio pie a la formulación de diferentes teorías respecto al tema, entre las que resaltan tres corrientes principales.
La primera opina que la práctica nace en el vínculo madre – hijo, cuando las primeras masticaban la comida y se la pasaban a sus pequeños hijos por la boca, provocando un sentimiento reconfortante que luego se extendió al resto de los seres queridos. Otra versión, la encontramos en el acto de lactar: el vínculo, sumado al contacto que se produce durante la alimentación de leche materna, podría ser lo que luego nos induce a besarnos, debido a que el subconsciente asocia la boca con el apego o amor. Cuando besamos, hacemos un movimiento con la boca muy similar al que hacíamos cuando tomábamos leche de nuestra madre, una de las actividades que más placer genera en el cerebro humano.
Luego están los que creen que besar es algo innato, instintivo, y apoyan su teoría en el hecho de que muchas especies animales muestran gestos de afecto similares al beso, como rozarse las narices y, en el caso de algunos primates, besos no muy diferentes a los nuestros.
Y el tercer grupo lo conforman aquellos románticos, que creen que nos besamos simplemente porque nos hace sentir bien, sin ninguna razón evolutiva, biológica o instintiva.
Sin embargo, la teoría más aceptada actualmente es aquella concluida por los científicos de la Universidad de Oxford: los seres humanos se besan porque esta acción ayuda a elegir a la pareja adecuada y a prolongar la relación.
“Besar es un mecanismo que los humanos utilizamos para “olfatear” a la mejor pareja, pues al acercarnos, nuestros sentidos son capaces de analizar el intercambio de feromonas para ver si la combinación de los genes entre ambas personas, dará como resultado una descendencia sana y fuerte. “
Los investigadores concluyeron que a través de los besos los seres humanos, sobre todo las mujeres, pueden evaluar y elegir inconscientemente a su pareja ya que “reciben y traspasan señales químicas”. Ante todo se trata del gusto y el olfato los que ayudan a recabar la información genética sobre la compatibilidad. Los científicos también afirman que esa expresión física hace que los dos permanezcan juntos y contribuye al fortalecimiento de la unión.
“Las mujeres, por ejemplo, eligen sub-conscientemente a los machos que tengan sistemas de inmunidad diferentes a los propios, para así aumentar las posibilidades de engendrar hijos con más posibilidades de sobrevivir a más enfermedades.”
Chicas, si bien este tipo de explicaciones científicas son útiles para entender el comportamiento humano, no pueden ocultar el componente subjetivo y cultural que tiene toda forma de relación humana. Por ello, sea por placer, química o supervivencia; los seres humanos amaremos besar y ser besados, y más aún si es con una persona especial.
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